La condena del que escribe es creer que es suyo lo que siente, y, eso, junto a todo, se escurre de las manos con la muerte. Para que el mundo termine por olvidar las sonrisas del que ama, para que el mundo haga eterna la guerra; o que me faltes, y no muera.
Aarón Vila-Madre
Me he quedado sin palabras. Siempre lo hace, aunque no sabe que lo leo.
Sí, lo confieso.
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