Son las 19h del 24 de diciembre. Ahora, ya prácticamente todo el mundo está preparando la Nochebuena, y esas cosas típicas de estos días que tan superficiales me parecen. ¿Por qué? Varios motivos, pero sobre todo porque odio las máscaras de las sonrisas y el amor que desprende la gente mientras el resto del año se tiran los trastos a la cabeza.
En todas las casas cuecen habas, eso está claro. No sé, pero yo siempre lo he celebrado como una noche más, nunca me sentía más especial (bueno, supongo que cuando eres pequeño llevas la ilusión de los regalos...). Observaba siempre a uno por uno en la cena, y sí había una armonía más o menos manifiesta, pero tampoco exagerada. Una noche más.
Supongo que si el resto de los 363 días del año no conseguían hacer que fueran mejor ciertas cosas que detestaba, cómo me iba a ilusionar en dos días? Tirada la toalla. Sí, pero en parte también me alegra ver y saber que no actuamos entre nosotros, que nos llevamos todos más o menos bien y somos siempre nosotros mismos sea Navidad o no. Cosa que no muchos saben hacer.
Por lo que a mí respecta, este año trabajo. Así que bueno, ni me va ni me viene. Si bien es cierto que son fechas en las que todo el mundo está con su gente, no hay nadie por las calles (y lo he comprobado antes), huele a carne, pescado, chimeneas, vino, y sonrisas...Y la verdad, recrea también cierta morriña.
Por ello, he diseñado un plan diferente y pasar conmigo misma estas fechas, haciendo balance de todo un inesperado año, y saborear en silencio todos los cambios habidos y por haber, dejar atrás ciertas dependencias y avanzar ya por el camino del lugar a donde ir. En definitiva, ponerla bien a punto para comenzar la carrera.
Me siento bien. Así que gracias a todas las personas que me han acompañado en este 2011 que se acaba.
Felices Fiestas y sed siempre vosotros mismos.
Love,
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